Cuando uno ve una película sobre universidades, tiende a pensar que éstas son espacios enormes, ciudades en miniatura donde uno puede encontrar todo tipo de actividades, personas e ideologías. Es posible que en muchos universidades así sea, pero no en la de Cádiz. La nuestra es una universidad con pequeñas facultades, con un trasiego continuo de alumnas y alumnos que corren por los laberínticos pasillos intentando encontrar tal o cual aula.
En nuestra facultad, Filosofía y Letras, de vez en cuando se producía algún evento extraordinario. Se hablaba de una revista de literatura, Jaramago, que había existido en los años de
A principios del curso 1997/1998, en sus viajes en tres después de las clases, tres amigos solían hablar con cierto desencanto de las clases que recibían. En aquellos años el sistema de enseñanza consistía en un erudito dictando apuntes y cincuenta, sesenta o setenta manos copiándolos a toda velocidad, un sistema bastante poco inspirador y que llenaba de amargura a quienes realmente soñaban con hacer sus propias investigaciones. Estos tres amigos decidieron que iban a crear un pequeño pastiche para que los alumnos pudiesen publicar sus pequeñas investigaciones. Así nació Ubi Sunt?, con un presupuesto risible (menos de 60 €), doce páginas de contenido (incluyendo portada y contraportada) y muchas ganas de hacer cosas.
Como otras muchas revistas, los creadores originales se fueron alejando, pero otros jóvenes universitarios fueron acercándose, tomaron el relevo y la revista continuó. Posteriormente se convirtió en asociación, realizó congresos, fue aumentando la calidad de la revista hasta llegar a superar con creces las cien páginas de contenido... pero nunca perdió de vista su objetivo: ofrecer a quienes comienzan a investigar un lugar donde alojar sus primeros textos. Y lo que es más importante todavía, ofrecerles consejos y darles apoyo para que tras esas primeras páginas vengan muchas más.
Es posible que en la revista Ubi Sunt? uno no encuentre grandes nombres de historiadores famosos, pero sí podemos prometer que en sus páginas están las investigaciones de jóvenes y no tan jóvenes que suplen la experiencia de muchos años con la pasión y la efusividad de quien comienza a vivir su sueño. El sueño de ser historiadores e historiadoras.
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